Muchos
siglos después, Elisa cantú tiene extrañas pesadillas en donde la
persiguen, a la vez que hace tiempo siente que una sombra la acecha.
Se lo cuenta a su marido, Gabriel Masalva, un caricaturista de quien
espera un hijo, el cual se adelanta en una noche de tormenta en que
ella se percata que una sombra en las paredes la acecha, pero nadie
más puede verla. El matrimonio es sorprendido por un asesino, que
entra a su departamento para matarlos. Intentan escapar pero no todos
corren con suerte, pues Gabriel es acuchillado y ella sube a la
azotea, aun con contracciones de parto. Suplica al maleante que no la
mate, pero este la ataca, clavándole un cuchillo en la panza. Detrás
de él aparece la sombra, que lo sacude y arroja al vacío, pero el
malhechor no cae solo, pues se detiene del cuerpo de su víctima, a
la que hace caer junto con él. Ella sobrevive, pero pierde a su hijo
y pasa meses en como. Esta experiencia la hace tener un terrible
trauma que llena de dolor a su madre, doña Marta Blanco. Cuando la
víctima despierta y con desesperación insiste en que una sombra la
acecha, es ingresada en un psiquiátrico, donde pasa una larga
temporada, ya que la policía cree que ella fue la ejecutora del
crimen. Es en ese centro que recibe la ayuda del Dr. Eugenio Fegan y
cuando le dan de alta vuelve a casa de Marta, quien ahora se
encuentra muy enferma y ha sido cuidada por Sara González, mejor
amiga de Elisa y quien no sospecha que su amiga padece el acoso de
Darío Borja, su pareja, el cual finge estar preocupado por la
hermosa viuda, al grado que intenta hacerla suya, sin éxito, pues la
repentina presencia del Dr. Fegan lo evita. Este último sabe que
Elisa lo necesita y por ello le pide que no dude en buscarlo si desea
ayuda. Ella llora y revela sentirse desvalida. Luego, al limpiar el
armario de su madre, descubre la foto de dos mujeres y pregunta por
ellas a la progenitora, quien se altera y le exige que jamás se
acerque a ellas o de lo contrario correrá grave peligro.
Leonardo
Taboada es un periodista en problemas por indagar en la política del
país, por lo que el medio editorial ha rechazado su trabajo. Su
colega, Omar Arguedas, le muestra una carta que ha recibido y le
propone que haga una investigación que lo podría regresar por la
puerta grande. Al saber que de que se trata y creerlo una historia
fantasiosa, el periodista intenta negarse, pero el amigo le advierte
que detrás de lo que parece fantasía puede haber un asesino serial
que él podría descubrir. Leonardo acepta el reto y tiene una
discusión con su novia, Adriana Urquidi, quien se opone a que la
deje sola durante una larga temporada e insiste en acompañarlo, pero
él se opone rotundamente.
Sara
pide a Darío que lleve unas medicinas a Elisa, a la que él intenta
violar. Lo descubre Marta, quien al tratar de impedirlo sufre un
ataque que la hace perder la vida.
El abusador huye y su víctima
sufre al saber que se ha quedado completamente sola. Se desahoga con
la amiga, quien nota que entre la ahora huérfana y su marido hay
antipatía y lo acorrala a él, con el fin de que le diga qué sucede
pero este solo se muestra furioso y calla lo que piensa conseguir
ahora que sabe a Elisa completamente sola en la casa que dentro de
poco ve perdida pues Marta estaba endeudada con el banco, la
hipotecó, y ahora este la toma en su poder y da a la hija unos días
para desocuparla. Es durante este tiempo que Darío penetra en la
propiedad para intentar abusar de ella, que en defensa lo hiere con
un cuchillo y al creer que lo ha matado y podría comprobarse que
ella asesinó a Gabriel, decide huir, descubriendo entre las cosas de
su madre una dirección en la lejana Isla Escarlata, a donde decide
huir. Busca al Dr. Fegan y este le da asilo, pero cuando ella se da
cuenta de que el hombre se comunica a la clínica y desea internarla
otra vez, le roba dinero y huye a bordo de un autobús que, luego de
muchas horas de viaje, aborda un transbordador que la acerca a su
destino. Es allí donde se cruza con Leonardo, con el que nunca cruza
palabra hasta llegar a la isla y descubrir que ambos desean llegar al
mismo lugar: El arrebol, luego de que la gente local cuenta que está
maldito y todos se niegan a acercarla, por lo que emprende camino a
pie y él, que viaja en su automóvil, se ofrece a llevarla cuando la
encuentra sola, en medio de la carretera. Dentro de poco, mientras
más se acercan, ella comienza a sentir algo extraño, y es que
alguien presiente su llegada, y ese alguien es Augusto Dumont, un
apuesto y lívido hombre que, dentro del imponente hotel Bermejo, la
presiente y acude a admirar un antiguo retrato de su amada Alucarda,
a la que asegura que nunca perdió la fe y ahora que sabe que ella ha
vuelto a la vida para reencontrarse, estarán juntos por toda la
eternidad. Asegura a la fiel ama de llaves, Ramona Gandía, que las
cosas cambiarán pronto. Esta a su vez le dice estar preocupada por
su hijo, Fáber, el cual está desaparecido desde hace semanas y teme
por su vida.
Elisa
busca a las mujeres de la fotografía que tenía su madre y se
sorprende cuando el mayordomo, Zacarías, la lleva ante Cristela
Laveau, quien luce exactamente igual que en el tiempo en que la foto
fue tomada. Esta da la bienvenida a la visitante y da asilo a
Leonardo, a quien le habla del hotel Bermejo y le hace una
reservación. Advierte a ambos que no deben salir durante la noche y
los invitados se asombran al percatarse de que en toda la casa no hay
un solo espejo. Zacarías asegura que a su patrona no le agradan pero
la sirvienta, Nieves, los entera de que en la isla han ocurrido cosas
extrañas. Cuando Elisa está por dormir, escucha los gritos de una
mujer tras las paredes de su habitación. Se asusta, sale a indagar y
una sombra tenebrosa, por medio de las paredes, la acecha.
Ramona
desahoga la preocupación por la desaparición de su hijo con Isabel,
la cocinera del hotel, con la que habla de la pérdida de visitantes
y de habitantes en El Arrebol, como si sobre ellos hubiera caído una
maldición. El ama de llaves se sorprende cuando la otra le asegura
que todo se agravó desde la apertura del hotel, hace un par de
décadas, pues los animales, el ganado, comenzaron a desaparecer
hasta que de pronto también la gente, como si la llegada de Augusto
lo hubiera provocado. Por ello ha evitado que sus hijos vuelvan a
poner pie en la propiedad, sobre todo su hija Maura, en la que el
hombre puso especial interés durante un tiempo y la cual tiene
problemas con su novio, Yahír Pereyra, el cual la presiona para
tener relaciones a su manera.
Cristela es de apetitos exigentes y se acaricia mientras contempla una fotografía del sensual Fáber, recordando sus ardientes encuentros. Lo recibe en casa durante la luna llena y ambos, vueltos vampiros, hacen el amor pero cuando él sale de casa de la mujer, es capturado por Tristán Echarri, un joven cazador que lo encadena y hace una llamada telefónica, asegurando que tiene a una criatura capturada. Luego de esto se reúne con su amado Pavel Olea, al que jura que la maldición de la que su tierra es presa se terminará dentro de poco. Se besan y acuden a la criatura, que duerme. Se sorprenden al saber que se trata de Fáber, el hijo de Ramona, a la que no se atreven a decirle en lo que lo han convertido. Sin en cambio enteran a Isabel, quien se lo dice a la mujer, la cual da la bienvenida a Leonardo en el hotel y este, al recorrerlo, se asombra cuando en un salón ve el retrato de Alucarda. Lo sorprende Augusto, quien le dice que esa es la mujer más hermosa que ha existido y que siempre le ha tenido devoción. El periodista sale y se cruza de nueva cuenta con Ramona, quien le dice que ella envió el mensaje de ayuda al periódico, pues su hijo desapareció, como mucha gente, desde hace décadas. Le pide que hable con Tristán, quien hace saber al hombre que viven rodeados de vampiros. Le muestra a Fáber y el periodista se alarma al ver como actúa el preso, cuando lo exponen a la luz. Se comunica con Omar, quien le dice que Adriana se encuentra rumbo a él.
Darío busca a Elisa y le dice haber dejado a Sara para estar con ella, pues siempre la ha querido para él. Ella lo rechaza y entonces él se vale de sus encantos para seducir a Nieves y asó entrar a la casa de Cristela la noche en que Augusto se presenta para conocer a la recién llegada, admirándose al ver lo idéntica que es a Alucarda y enamorándose de ella desde el primer instante, incomodándola. Muestra especial interés en ella y esto levanta sospechas en Leonardo, quien acorrala al hotelero y Cristela con insinuaciones sobre vampirismo. Esta última da ordenes a Zacarías de hurgar entre las cosas del visitante, en el hotel y asi descubren que es periodista, mientras que en la velada, Augusto no se separa un solo instante de Elisa, quien se disculpa y va a su habitación, donde es atacada por Darío, quien la besa e intenta hacerla suya por la fuerza. Los repentinos gritos de mujer detrás de las paredes lo intimidan y se aterra cuando ve el reflejo de una mujer en un ventanal. Sale del lugar con la cara arañada. El aroma de la sangre llega a las fosas de Cristela, quien se presenta ante él y lo seduce con su sensualidad. Lo hipnotiza y lo lleva a su cama. Mientras copulan, lo muerde y le chupa la sangre para luego pedir a Zacarías que lo desaparezca. El mayordomo le clava una estaca en el corazón y lo incinera, mientras que la vampiresa se comunica con Fáber por telepatía. Acude él y le pide perdón por no haber respetado su pacto y convertirlo en vampiro. Lo besa, prometiendo que lo liberará, para entonces asesinarlo, clavándole una estaca.
Leonardo
discute con Adriana cuando esta se presenta en el hotel. Le insiste
que regrese a casa pero ella se resiste y cuando Elisa busca al
periodista, la novia cree que entre ambos hay una aventura y que se
han escapado para verle la cara. Hace un escándalo y se cruza con
Adolfo en uno de los pasillos. Este la seduce con su intelecto y al
saber que la mujer tiene planes de hacer daño a Elisa, se lo prohíbe
y asegura que si la mujer sufre, cualquiera que le provoque ese
sufrimiento lo lamentará. La visita, le lleva como regalo una joya
antigua y cuando la mujer se la coloca él recuerda a su amada
Alucarda. Elisa se asombra cuando Cristela le aconseja que se case
con el hombre.
La visitante rechaza la propuesta y pregunta a la mujer por la otra mujer en la fotografía que su madre guardaba. La vampiresa revela que esa otra fue su hermana, la cual murió hace muchos años. Luego se encierra a recordar el pasado y escucha los lamentos detrás de las paredes. Abre un pasadizo secreto y desciende hasta unas mazmorras, donde se ve cara a cara con esa hermana, ahora envejecida, de nombre Victoria, a la que jura que por más que luche para escapar de su encierro, nunca lo logrará, pues vivir entre las paredes es su castigo, por haberle robado el amor del único hombre al que amó.
Adriana
ataca a Elisa y esta es defendida por Tristán y Maura, quienes les
advierten que tengan cuidado. Maura le ofrece su amistad a la
bondadosa Elisa y le cuenta que la hermana de Cristela solo
desapareció un día y la dieron por muerta, y que luego de eso
comenzaron las desapariciones de la gente, sobre todo durante la
noche. Pavel se lo confirma y le muestra fotografías de su familia,
la cual desapareció. La entera de que fueron los bebés y niños los
primeros, y después las mujeres. Aparece Tristán para decirles que
Fáber escapó pero cuando Leonardo acude al lugar descubre que solo
se convirtió en cenizas.
Mientras
adora el retrato de su amada Alucarda, Augusto hace saber a Cristela
que desea casarse con su protegida, pues la ha esperado por mucho
tiempo y sabe que es la reencarnación de su amada y está decidido a
todo por ella. La vigila mientras duerme y se atreve a tomar su mano
y besarla en la boca, prometiendo que volverán a estar juntos.
Yahír
se cruza con Adriana y le dice donde vive Elisa. La mujer acude a la
mansión y penetra a pesar de que Zacarías se lo prohíbe. Se
asombra al ver lo bien que vive su enemiga y cuando el mayordomo la
deja sola, da un recorrido y es acechada por una sombra en las
paredes que está a punto de estrangularla. La repentina presencia de
Nieves la pone a salvo y es la sirvienta quien le advierte que será
mejor que aguarde en el salón, donde sorprende a su enemiga y le
exige que se aleje de Leonardo, a quien Elisa comienza a tratar con
indiferencia, pues no quiere causar conflictos.
Isabel
sufre un accidente y no puede cumplir con su trabajo, por lo que
Maura se ofrece a suplirla. La madre se opone rotundamente pero la
hija le hace ver que sus vidas dependen de ese empleo en el hotel,
donde se hace cargo de la recepción durante la noche, sorprendiendo
a Augusto, quien intenta hipnotizarla y descubre que no puede,
aterrándose cuando descubre que del cuello de la chica cuelga un
crucifijo de plata. De esto se ha dado cuenta Ramona, quien busca a
Leonardo y le asegura que su jefe es un vampiro, pues jamás se
expone a la luz y sale del hotel solo durante las noches. El
periodista se contacta con Omar, le pide que indague y le manda una
captura de un retrato del dueño del hotel. La comunicación se
corta, el amigo comienza a indagar y descubre que Augusto podría ser
descendiente del conde Drácula. Por otra parte, Maura se las ingenia
para verse con Yahír, quien le propone que, ante la ausencia de
huéspedes, hagan el amor en una de las habitaciones.
Así lo hacen y
son espiados por Augusto, el cual dibuja en sus ojos una ardiente
llama de deseo hacia la muchacha, por lo que al no resistirse más
hace que las luces se apaguen y unos jarrones revienten. Los amantes
se asustan, salen de la habitación y mientras maura vuelve a la
recepción, el atrevido novio decide recorrer el hotel. Es
sorprendido en una habitación, donde Augusto lo mata con una estaca,
tras vaciarlo de sangre.
SEMANAS
DESPUÉS: Sara viaja a Isla Escarlata y en el transbordador se cruza
con Omar, el cual está acompañado por Boris Jáuregui y Julia
Sirvent, investigadores y cazadores de vampiros, quien han estado
buscando a Drácula desde hace tiempo. Todos se instalan en el hotel
Bermejo, donde Elisa se reencuentra con su amiga, quien le cuenta del
abandono de Darío. Se sorprende cuando la otra le cuenta de las
razones por las que huyó y como su marido la acechaba, incluso en la
isla, de donde desapareció de pronto. Sara le cuenta del periodista
y los investigadores y muestra sentir miedo ahora que sabe que están
rodeadas por vampiros. Dan un recorrido por el hotel y descubren el
retrato de Alucarda. Detrás de ella aparecen Boris y Julia, quienes
les dicen que esa fue la esposa de Drácula, la cual fue cazada
cuando intentaba huir de Europa, junto a él, que logró escapar y se
ha sabido ocultar durante siglos. Elisa se da cuenta entonces del
interés de Augusto hacia ella es porque él en realidad es Drácula.
Los cazadores le piden que entonces los ayude a atraparlo. La chica
habla con Ramona, quien le promete que ella la ayudará. La mujer se
sorprende al ver una fotografía de Marta y hace saber a la chica que
su madre fue la sirvienta personal de la hermana de Cristela, y amiga
de Isabel.
Nieves
descubre el pasadizo secreto en la mansión Laveau y se atreve a
cruzarlo. Se aterra al ver a Victoria, quien huye de ella. La
sirvienta sale del lugar y busca a Isabel, a la que le cuenta lo que
ha visto. Esta última se asombra y cree que no puede ser, pues ese
fantasma que la sirvienta creyó haber visto, quizás no sea otra que
Victoria Laveau.
Ante
la desesperación de Ramona por no saber Fáber, Pavel la busca le
hace saber que Tristán encontró a su hijo, convertido en vampiro,
pero que este se convirtió en ceniza, aun cuando no lo expusieron a
la luz. La mujer llora y pide a los chicos que le digan qué pasó.
Estos le cuentan de los amoríos que su hijo tenía con Cristela, a
la que creen vampiresa y culpan de su muerte. El ama de llaves sufre,
sabe que no puede hacer nada contra esa mujer y mucho menos con su
amo, Augusto, al que decide investigar, descubriendo que en realidad
este no duerme en una cama, sino que tiene como aposentos un ataúd.
En venganza, pide a Tristán y Pavel que, con el apoyo de Maura, la
ayuden a quitar todas las cortinas del hotel, lo que estremece a
Augusto, cuando al salir de su habitación es quemado por rayos de
sol.
Ulises
Higuera, un ladrón que huye de la justicia, llega a instalarse en el
hotel y coquetea con Maura, a quien Ramona pide que tenga respeto por
los huéspedes. La chica le cuenta de su preocupación por Yahír, al
que no ve desde hace días y ha desaparecido. Teme a que tenga el
mismo destino que Fáber y llora. El ama de llaves le pide que sea
fuerte y siempre esté protegida con un crucifijo y ajos. Luego la
chica se las ingenia para verse con Ulises, quien la invita a su
habitación, donde intenta propasarse con ella y ante su negativa la
golpea. Ella sale corriendo pero él la persigue y la toma de los
cabellos, arrastrándola.
Cual es su sorpresa cuando detrás de él
aparece Augusto y le corta la garganta, dando oportunidad de escapar
a la empleada, quien se refugia en la habitación de Ramona, mientras
que el vampiro chupa la sangre de su víctima. Todo lo ha visto
Adriana, quien huye, aterrada, pero ha sido descubierta por el
vampiro, el cual la acecha y está a punto de atacarla, pero la
presencia de Leonardo lo detiene, ocultándose. La novia pide al
periodista que se marchen y le cuenta lo que vio. Acuden junto con
Boris y Julia ante el cuerpo de Ulises, al que ponen fin con balas de
plata. Ahora todos están convencidos de que Augusto es un vampiro y
puede ser el conde Drácula.
Maura
entera a Tristán y Pavel de lo ocurrido en el hotel y la
desaparición de Yahír y estos se unen a Boris y Julia para cazar
vampiros, contándoles de sus métodos poco ortodoxos pues desean
detener las masacres en su provincia. Los enamorados están
convencidos de que Cristela es la cabeza de un clan que se ha
esparcido por toda la isla y se sorprenden cuando los investigadores
les aseguran que Drácula se encuentra entre ellos y vive en el
hotel, donde una noche tienden una redada pero no logran encontrar
nada, pues Augusto sabe lo que sucede y se ha mudado a la mansión
Laveau, donde Cristela ha dado a Elisa un brebaje que la adormece,
con el fin de que sea tomada por el conde. Sin embargo al dejarla
sola no se percata de que, gracias a Nieves, Victoria ha lograda
cruzar el pasadizo y se lleva con ella a la muchacha, para
protegerla. Su repentina desaparición alarma a Cristela, pero
Augusto puede sentirla, sabe que se encuentra demasiado cerca.
Ramona
entera a Isabel de quién es hija Elisa y del parecido de esta con
Alucarda. Las dos se unen a Tristán y Pavel y cooperan para
registrar todo el hotel, descubriendo un pasadizo hacia el ataúd en
que Drácula ha dormido durante siglos. Piensan en destruirlo pero
los cazadores de vampiros lo impiden y descubren que el conde no se
encuentra allí, por lo que los novios están seguros de que Cristela
le ha dado asilo. Esto alarma a Leonardo, pues cree que Elisa está
en peligro y deben salvarla. Adriana se opone a que su hombre luche
por la que ella cree su amante pero sus esfuerzos son nulos ya que el
periodista está decidido. Cuando la mujer sufre un desmayo, Isabel
descubre que está embarazada y esto intimida a Omar, descubriéndose
así que estos han sido amantes a espaldas de Leonardo. Todos, menos
los infieles, quienes discuten lo que harán ahora que ella está
encinta. Ruidos extraños los sorprenden y cuando Omar acude a
investigar, Augusto aparece ante la embarazada y la entera de que le
ha saboreado desde su llegada, pues hace muchos años que no prueba
sangre como la de ella. La mata, arrojándola contra una pared, para
entonces abrirla de piernas y comerse a su feto desde la vulva hasta
las entrañas. Es visto por Omar, quien aterrado lo enfrenta, pero al
luchar, el vampiro es más fuerte y también lo asesina, arrojándolo
con su energía hacia la ardiente chimenea, por lo que se incendia.
Sin embargo el periodista corre por partes del hotel, el cual también
se incendia dentro de poco, lo que captura la atención de la poca
gente que aun vive en el lugar, mientras que los cazadores y sus
secuaces se presentan en la mansión Laveau, donde Leonardo enfrenta
a Cristela, lo mismo que Isabel, quien dice estar convencida de que
Victoria está viva. Nadie sabe que esta última descubrió un túnel
que conecta a la mansión con el hotel, y lo cruza.
Al llegar a su
destino, ante ella aparece Augusto, quien le agradece haber llevado
hasta él a su amada Alucarda (Elisa). Con un encanto duerme a la
presa de la vampiresa y carga a su amada, hasta sus aposentos, donde
piensa descansar con ella hasta el final de los tiempos. La desnuda,
la corona con flores, la besa de pies a cabeza y le promete vida
eterna, mientras que su cómplice, Cristela, enfrenta a sus enemigos,
quienes la atacan con agua bendita, crucifijos, ajos, hasta que ella
se muestra tal como es. Protegida por Zacarías, huye a las mazmorras
y es perseguida. Al entrar a una celda, Tristán y Pavel los
encierran, con candado, y se decide que la vampiresa ahí
permanecerá, hasta que se desvanezca, enfrentándose entonces a
Boris y Julia, quienes desean darle muerte, pues su misión es
exterminar a todas las criaturas de la noche. Piden a Zacarías que
salga pero él desea permanecer al lado de su señora, hasta el
final. Todos les abandonan ahí y registran la mansión. Descubren el
túnel y se teme a que Elisa ya se encuentre en manos de Drácula,
por lo que todos se desplazan al hotel, en llamas. Encuentran a
Victoria, quien reacciona, siendo socorrida por Isabel y Ramona,
quienes le dicen que Elisa es su hija. Todos se sorprenden cuando en
medio de las llamas aparece Augusto, quien lleva de la mano a Elisa,
la cual va vestida como Alucarda. Todos quedan impactados al ver como
la mirada de la mujer se enciende al igual que la de Drácula y, al
abrir la boca, claramente deja ver los enormes colmillos que posee
ahora que se ha convertido en vampiresa, en la condesa de Drácula.
Una fuerte explosión retumba por todo El Arrebol, se escucha el
fuerte grito de una mujer, es Elisa, quien despierta de una pesadilla
y se cerciora de que Gabriel está con ella pues lo ha despertado y
él, agitado, le pregunta qué sucede. La abraza mientras ella le
cuenta de su sueño. Acude a hacerse un ultrasonido y así confirma
que el hijo que espera está en perfecto estado. Al caminar por la
calle, se cruza accidentalmente con Leonardo, al que reconoce, aunque
no así él a ella y sigue caminando. La mujer toma un taxi que la
conduce a casa. En el camino, durante el alto de un semáforo, un
elegante auto de color negro se empareja con el taxi y ella puede
distinguir que el hombre que se encuentra en la parte trasera es
idéntico a Augusto Dumont. Entonces recuerda el beso que este le dio
cuando se encontraba dormida, que fue cuando la convirtió en
vampiro. Accidentalmente se muerde los labios, sangrando, y el taxi
se arranca, con su rostro de lleno de sorpresa y terror, ante la
sorpresa de pensar que pudo haber sido un sueño o tal vez no,
mientras que los ojos de Augusto se iluminan maléficamente y sonríe,
malévolo, a plena luz del día, pues encontró a su amada durante su
sueño y ahora se convertirá en su sombra.
FIN
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NOVELAS CIBERNÉTICAS DR. 2020
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